Un comerciante búlgaro de repuestos de buses se ha convertido en una celebridad en su país, después que empezara a “patrullar” la frontera con Turquía para “cazar” inmigrantes.
Muchos búlgaros aplauden la iniciativa de tomar la justicia por sus propias manos, pero otros están profundamente perturbados.
“Bulgaria necesita gente como yo, búlgaros dignos, dispuestos a defender su territorio”, dice Dinko Valev, sorbiendo un jugo fresco de naranja en un llamativo café de su pueblo, Yambol, a 50 kilómetros de la frontera de Bulgaria con Turquía. Siga leyendo
Fuente: El Nuevo Diario / BBC Mundo
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